miércoles, 10 de agosto de 2022
Un día como hoy...
Cuando eres jóven todo se te hace muy fácil, piensas que tienes todo el tiempo del mundo para hacer y deshacer, no tienes tantas responsabilidades ni preocupaciones por lo que no tienes ni la mínima ídea de lo que es mantenerse por sí solo, porque normalmente uno cuenta con el apoyo de sus padres, pero todo puede cambiar cuando tus padres se marchan, se van a otro plano y ya no los puedes ver, ni escuchar sus voces, algun consejo, ver sus ojos, abrazarlos o hasta simplemente resongarles lo que te están diciendo.
Es cuando a lo mejor valoras todo lo que ellos hicieron por tí y que cuando estaban con vida, nunca supiste hacerlo. Supongo es parte de la vida, de crecer, de independizarse y de empezar a crearte un criterio, pero es realmente doloroso para los padres, ver como todo lo que haces por ellos, no les importa.
Todavía recuerdo las veces que a mi padre le llegué a contestar mal o lo contradije en muchas de las cosas que no coincidiamos en forma de pensar. Si tuviera que regresar el tiempo, tal vez le diría lo mismo pero de una forma más sútil, sin lastimarlo, porque hoy me doy cuenta de cómo duele como padre, que tus hijos te contesten feo o actúen como si no les importaras.
Hoy por hoy, lo estoy viviendo con mi hija y de verdad me duele mucho su indiferencia conmigo o sus formas de contestar tan groseras, le he pedido que valore el que tiene la fortuna de tener aún a sus padres, pero pareciera que no le importa lo más mínimo, pero no me queda más que seguir adelante y continuar con mi aprendizaje en esta vida y enteder que son etapas de la vida de una persona en la que empieza a conocerse, a darse cuenta que somos dos personas diferentes y que por lo mismo, pensamos de manera distinta y tomamos decisiones diversas a la de nuestros padres, y seguir con el aprendizaje que uno tiene en esta vida.
Un día como hoy, nació mi padre, una persona que me enseñó mucho y que hoy aprecio con todo mi corazón, todo ese amor que nos enseñó, la humildad que siempre tuvo, la generosidad que transmitía, el apoyo incondicional y esa responsabilidad de siempre velar por sus hijos hasta su muerte. Fue un hombre como ningún otro en la vida, porque a pesar de que mi madre falleció joven (51 años), mi padre a pesar del dolor que sintió el haber perdido a su alma gemela, a su otra mitad, a su complemento, su pareja de vida, su cómplice, siempre estuvo con nosotros, intentó en algún momento rehacer su vida y empezar una relación sentimental con alguien más pero al darse cuenta que ello implicaría descuidar a sus hijos, en especial a mi hermana, prefirió terminar con esa relación y dedicarse al 100 con sus hijos.
Simplemente, fue admirable porque no cualquier hombre hace eso por sus hijos, muchos se van y les vale si comen, si tienen techo o si necesitan algo, es un acto que siempre le voy a admirar y agradecer porque siempre nos apoyo en todo momento, a pesar de nuestras equivaciones, a pesar de contestarle feo, a pesar de nuestros malos tratos o poca forma de agradecerle, siempre estuvo ahí.
Esos 20 años que vivió sin mi madre, veló por nosotros, a pesar de que ya éramos mayores de edad, a pesar de ya tener trabajo, a pesar de que nosotros en algún momento lo dejamos solo con la responsabilidad de mi hermana, a pesar de muchas cosas, él siempre estuvo ahí.
Por eso y otros actos de amor que siempre demostró, gracias, gracias , gracias, infinitas gracias.
No cualquier persona hace eso por sus hijos, ya sea hombre o mujer.
Por ello, ahora que estoy viviendo la etapa de madre de una adolescente, empiezo a entender un poco lo que vivió mi padre con nosotros, tener que aguantar malos tratos, contestaciones fuera de lugar, gritos, regaños, etc, es cuando veo todo lo que mi padre pasó y que en ese momento, uno como joven, no ve, no se da cuenta ni tantito.
En fin, es parte de la vida, de crecer, de madurar, de separarse de tus padres, de independizar tus pensamientos, forma de vivir y de actuar.
Y, hoy gracias a ello, a todo lo que mi padre me enseño en estos 20 años, que mi madre no estuvo con nosotros pero que él si, me siento satisfecha y con ese gran ejemplo que mi padre siempre nos dio, quiero poderles transmitir lo mismo a mis hijos aunque hoy en día ellos no lo sepan valorar. Y seguir con mi plan de vida y cumplir con los propósitos por los que estoy hoy aquí.
Gracias papá, nunca me cansaré de agradecerte todo ese amor, cariño y bellos recuerdos que plantaste en mi corazón, porque gracias a tí, soy lo que soy ahora.
Con amor, Rose
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